martes, 2 de noviembre de 2010

Párrafos argumentativos

El relativismo individual de Protágoras le quita validez a su propia teoría de la verdad. Según Protágoras la verdad es relativa a cada persona. Si afirmo que el aborto no es del todo inmoral, dicho juicio es verdadero para mí; pero esto no es necesariamente verdadero para otros, de hecho para mucha gente no lo es. Así, la visión de Protágoras sobre la verdad es cierta para él, pero no necesariamente cierta para mí, y de hecho no lo es.

Al parecer nadie en el curso de la historia de la filosofía ha seguido el nihilismo descabellado de Gorgias, ni siquiera los tantos escépticos con los que ha cuenta dicha historia. La falta de consistencia en su filosofía consiste en que es extremadamente contradictoria. Él aseguraba que nada existe; si algo existe, nadie podía conocerlo; y si alguien podía conocerlo, no podía comunicarlo. Sin embargo, estas tres máxismas no quebrantadas por Gorgias ya que para afirmar esto, Gorgias tuvo que estar convencido de que (1) él existía, de manera que (2) podía conocer estas máximas y a su vez (3) comunicarlas.

Para desechar el idealismo subjetivo basta pensar como idealista subjetivo. Los filósofos de esta posición mantenían que todo lo que tenemos al rededor son meras ideas y percepciones, de manera que no existen cosas ni tampoco seres materiales al rededor del sujeto. Sin embargo, los idealistas subjetivos como Berkeley o Hume dejaban de ser tales en el preciso momento en que se empeñaban por trasmitir sus ideas. ¿Qué sentido tiene -por ejemplo- escribir tanta ficción si no existen otros sujetos receptores materiales sino meras ideas mías? ¿Acaso Berkeley o Hume se consideraban orates para discutir y compartir su filosofía con sus propias ideas y percepciones? Berkeley y Hume eran más materialistas de lo que ello pensaban.

El argumento ontológico de San Anselmo fue usado por éste para dar una prueba de la existencia de Dios, sin embargo este argumento no es más que un huero discurso. Anselmo sintetiza tal argumento con el siguiente silogismo: (1) Dios es lo mayor que se puede pensar; (2) lo mayor que se puede pensar ha de existir; por tanto (3) Dios existe. De hecho Dios es lo mayor que se puede pensar en cuanto a perfección, pero mil maravillas que piense yo nada tienen que ver con la realidad mientras más fantasiosas sean. De este modo mayor sea mi fantasía mayor su alejamiento de la realidad. La premisa 2 se desmorona y con ella la conclusión bajo la que subyace.

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